lunes, 27 de enero de 2014

Cuentos para la Paz

La Paloma Mari Paz

La luna grande y redonda, como una pelota de plata, brillaba en lo alto del cielo. Esa noche hacia tanto calor en la selva que el mono Tono no era capaz de coger el sueño. Harto de dar vueltas en su rama, bajó a la laguna a darse un baño.
-¡Vaya! –Exclamó al asomarse a las aguas tranquilas- ¡Una tarta de nata! ¿Qué rica! Me la voy a comer entera yo solito.
En ese momento pasaba por allí la elefanta Amaranta, dispuesta a llenar su trompa de agua para darse una refrescante ducha. Cuando Amaranta vio al monoTono preparado para hincarle el diente a una enorme tarta de nata que flotaba en mitad de la laguna, se puso a barritar:
-¿Cómo te atreves, mono mamarracho? –Le gritó levantando la trompa-. Esa tarta será para mí.
-Y ¿por qué? –Le preguntó enfadado el mono Tono- La tarta es mía: ¡yo la vi primero!
-¡Ah!, no, no, ni hablar. Es mía porque soy la más fuerte de la selva. Y si no estás de acuerdo, emplearé toda mi fuerza contra ti y te haré papilla.
El mono Tono, atemorizado, decidió volverse a su rama.
La elefanta Amaranta iba a empezar a darse un atracón de tarta de nata, cuando acertó a pasar por allí el león Ramón.
-Uy, qué sed tengo –se dijo Ramón-. Voy acercarme a la laguna para beber su agua fresquita.
Pero al llegar a la orilla, vio a la elefanta Amaranta a punto de ponerse como el quico.
-¿Cómo te atreves, elefanta sin seso, a comerte un tarta sin mi permiso? Esa tarta es mía.
-Pero, ¿por qué? –se atrevió a preguntar la elefanta.
-Pues porque soy el rey y todo lo que hay en la selva me pertenece. Y si te atreves a rechistar, utilizaré mi poder para expulsarte de mi reino.
Impresionada por el brillo de la corona real, la elefanta no se atrevió a decir ni mu y decidió alejarse.
El león estaba ya relamiéndose de gusto y abriendo sus fauces para engullir de un solo bocado la enorme tarta. En ese preciso instante salió del agua la hipopótama Pótama, que se estaba dando su baño nocturno.
-¿Cómo te atreves, león presuntuoso? Esa tarta es de mi propiedad.
-Pero, ¿por qué? –Rugió el león-. Yo soy el rey de la selva.
-Tú serás todo lo rey de la selva que quieras, pero en esta charca la que manda soy yo. Y si me robas lo que está en mi territorio, no te dejaré que te vuelvas a acercar a beber ala laguna.
El león sabía que el agua era muy importante para poder vivir. Así que pensó que lo más prudente era marcharse por donde había venido.
La hipopotama Pótama, dando un berrido espeluznante, se metió en el agua de nuevo para comerse la tarta. Más no pudo hacerlo, porque oyó los gritos de protesta de la urraca Paca que volaba alrededor de la laguna:
-¿Cómo te atreves, hipopótama insensata? Esa tarta tiene que ser mía.
-Pero...¡hip!, ¿por qué? –preguntó la hipopótama con un ataque de hipo.
-Pues porque soy el animal más rico de estos contornos y puedo comprarlo todo con mis riquezas. ¿A que no podrás resistirte a darme la tarta a cambio de este puñado de piedras brillantes? –le propuso la urraca, mostrándole un montón de rubíes, esmeraldas y diamantes.
Al ver tanta riqueza, a la hipopótama se le encendieron los ojillos de codicia. Sin perder ni un segundo, Pótama cogió las piedras preciosas y salió corriendo.
Entre tanto, con tanta discusión y tanto ir y venir de animales, se había hecho de día. La luna se había marchado a dormir y, en su lugar, lucía un gran sol amarillo. Cuando la urraca se lanzó sobre la laguna para darse un festín, se dio cuenta de que...¡la tarta había desaparecido!
-¡Eh!, tú, hipopótama Pótama, ven aquí ahora mismo. Seguro que has sido tú la que te has comido la tarta.
-¡Ah!, no, ni hablar, yo no he sido –contestó indignada la hipopótama. Seguro que ha sido el león Ramón.
-Pero, qué dices, si yo ni siquiera la he probado –se defendió el león-. Seguro que ha sido la elefanta Amaranta.
-¡¿Cómo?! ¡Que yo me he comido la tarta! Serás mentiroso. Yo no como tarta de nata desde que era pequeña. Seguro que ha sido el mono Tono.
-¡¿Yo?! Como voy a comérmela yo, si llevo un montón de tiempo subido en mi rama escuchando vuestros gritos. Seguro que ha sido la urraca Paca.
Y así, echándose la culpa y discutiendo sin parar se pasaron horas y horas hasta que volvió a hacerse de noche.
-Mirad –gritó el mono Tono-. La tarta vuelve a estar en medio de la laguna
Al verla, todos los animales se abalanzaron sobre ella, pero cuando fueron a morderla, sólo consiguieron darse un buen coscorrón y llenar sus bocas de agua del lago.
-¿Qué es esto? –Vociferaron indignados- ¿Adónde ha ido a parar?
Un risa alegre, que tintineaba como una campanilla, llamó la atención de los animales. Era la paloma Mari Paz que lo había visto todo desde el cielo.
-Ji, ji, ji, ji, ji –reía divertida Mari Paz-. ¿Pero no os dais cuenta de que la tarta de nata no es más que la luna llena que se refleja en la laguna?
Menudo chasco se llevaron Tono, Amaranta, Ramón, Pótama y Paca. Tanto tiempo discutiendo para eso.
A la paloma Mari Paz le dio mucha pena ver sus caras de decepción.
-Venid conmigo –les dijo— Os voy a invitar a pastel de chocolate, lo he cocinado yo misma esta mañana.
-Pero... ¿por qué? –Le preguntó el mono Tono- ¿Es tu cumpleaños?
-¡Oh!, no, no es mi cumpleaños, ni mi santo, ni nada de eso. Es que estoy convencida de que compartiendo las cosas, se disfruta más de ellas. Y yo voy a disfrutar mucho más de mi pastel si lo comemos todos juntos.
Y alrededor de la laguna, mirando la luna de plata, aquella pandilla de animales se lo pasó de maravilla comiendo pastel de chocolate y riéndose sin parar.
Después de mucho comer, aprendieron de este encuentro que compartir y ofrecer hace coquillas por dentro.

 

La Piedra de Sopa

En un pequeño pueblo, una mujer se llevó una gran sorpresa al ver que había llamado a su puerta un extraño, correctamente vestido, que le pedía algo de comer.
· “Lo siento”, dijo ella, “pero ahora mismo no tengo nada en casa”.
· “No se preocupe”, dijo amablemente el extraño. ”Tengo una piedra de sopa en mi cartera; si usted me permitiera echarla en un puchero de agua hirviendo, yo haría la más exquisita sopa del mundo. Un puchero muy grande, por favor.
A la mujer le picó la curiosidad, puso el puchero al fuego y fue a contar el secreto de la piedra de sopa a sus vecinas. Cuando el agua rompió a hervir, todo el vecindario se había reunido allí para ver a aquel extraño y su piedra de sopa.
El extraño dejó caer la piedra en el agua, luego probó una cucharada con verdadera delectación y exclamó:
· “¡Deliciosa! Lo único que necesita es unas cuantas patatas.”
· “¡Yo tengo patatas en mi cocina!”, gritó una mujer. Y en pocos minutos estaba de regreso con una gran fuente de patatas peladas que fueron derechas al puchero.
El extraño volvió a probar el brebaje.
· ”¡Excelente!, dijo; y añadió pensativamente:
· “¡Si tuviéramos un poco de carne, haríamos un cocido de lo más apetitoso....!”
Otra ama de casa salió zumbando y regresó con un pedazo de carne que el extraño, tras aceptarlo cortésmente, introdujo en el puchero.
Cuando volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco y dijo:
· ” ¡Ah, que sabroso! Si tuviéramos unas cuantas verduras, sería perfecto, absolutamente perfecto...”
Una de las vecinas fue corriendo hasta su casa y volvió con una cesta llenan de cebollas y zanahorias. Después de introducir las verduras en el puchero, el extraño probó nuevamente el guiso y, con tono autoritario, dijo
· “La sal”.
· ”Aquí la tiene”, le dijo la dueña de la casa.
A continuación dio orden:
· “Platos para todo el mundo”.
La gente se apresuró a ir a sus casas en busca de platos. Algunos regresaron trayendo incluso pan y frutas. Luego se sentaron a disfrutar de la espléndida comida, mientras el extraño repartía abundantes raciones de su increíble sopa.
Todos se sentían extrañamente felices y mientras reían, charlaban y compartían por primera vez su comida. En medio del alborozo, el extraño se escabulló silenciosamente, dejando tras de sí la milagrosa piedra de sopa, que ellos podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo.

Los Dos Hermanos

Esta es la historia de un par de hermanos que vivieron juntos y en armonía por muchos años.
Ellos vivían en granjas separadas pero un día…
Cayeron en un conflicto, este fue el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.
Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo … hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.
- Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".
-"Sí", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted.
Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor.
La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvío el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor.
¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más."
El carpintero le dijo: "creo que comprendo la situación".
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.
Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo.
El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó.
No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo.
Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.
En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo:
-"Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho".
Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.
-"No, espera". "Quédate unos cuantos días tengo muchos proyectos para ti", le dijo el hermano mayor al carpintero.
"Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes por construir".
Muchas veces dejamos que los malentendidos o enojos nos alejen de la gente que queremos, muchas veces permitimos que el orgullo se anteponga a los sentimientos,
No permitas que un pequeño desliz malogre una gran amistad...
Recuerda que el silencio a veces es la mejor respuesta...
Una casa feliz es lo que más importa. Haz todo lo que esté a tu alcance para crear un ambiente en armonía.
Recuerda que la mejor relación es aquella donde el amor entre dos personas es mayor de que la necesidad que ellas tienen una por la otra.

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